A menudo muchos estudiantes me comentan que, aunque llevan años aprendiendo español y ciertamente en las clases muestran un gran nivel, les cuesta, o les es imposible, entender a los españoles cuando hablamos entre nosotros. Por diversos motivos.
Porque hablamos muy deprisa, porque utilizamos mucha jerga, porque acortamos las palabras, porque mezclamos fonemas, etc, etc, etc. Y la verdad es que tenéis toda la razón del mundo. Pero en nuestra defensa diré que esa es la realidad no solo del español, si no de cualquier lengua que no se habla en un entorno formal o dentro de un aula en el que te enfrentas al DELE, en el caso del español.
Cómo todas las lenguas, el español presenta sus dificultades en la práctica y es cierto que hablamos muy deprisa, pero no solo eso, cada comunidad digamos que adapta el español a su entorno y de ahí nacen distintas jergas y distintas pronunciaciones, que mezclado con las prisas pues imagínate.
Yo mismo, aunque hablo de manera que me entendáis en las clases tiendo a hacer uso de esos errores de pronunciación, esas abreviaciones, y esa jerga, que no solo incluye expresiones y términos, también errores gramaticales causados a propósito que forman parte de nuestra identidad, que en mi caso llamaría madrileñismos.
No sé si alguna vez habréis escuchado lo que es el laísmo, pero te lo explico brevemente, para que te hagas una idea de lo que puedes escuchar en Madrid. Que es verdad que la RAE dice que está mal, pero yo lo utilizo mal a propósito y me quedo tan pichi, porque soy madrileño y por ende más chulo que un ocho.
El laísmo consiste en utilizar el pronombre «la» y «las» para formar el complemento indirecto femenino en lugar de «le» y «les». Por ejemplo, «la di un beso» sonará perfectamente bien a un madrileño, pero a un extremeño hará que se le salten las lágrimas.
Pero aquí no acaba todo. Y es que dándole unas cuantas vueltas he llegado a ciertas conclusiones de porque no entendéis a los españoles cuando hablamos entre nosotros. Sin ir más lejos, en Madrid es algo típico el sustituir el sonido de la S por el de la J. Me explico. Un español bien pronunciado diría es que no me gustan los madrileños, a lo que el madrileño, incluyéndome a mí, respondería ej que me la suda, y entonces el español volvería a decir pues es que hablando así no me extraña que la gente piense que sois chulos, y la respuesta de un servidor no se quedaría corta; puej que lo que piense la gente me lo paso por el forro.
Y a esto le podemos añadir que no sólo en Madrid nos tomamos la libertad de acortar palabras para hablar más deprisa y de ahí que no entendáis nada. Por ejemplo, ta’ en lugar de está, o to’ en lugar de todo, o pa’ en lugar de para. Os lo ilustro; El Miguel ta’ en casa de sus padres. Es más, en esta mi abuela incluso habría dicho El Miguel ta’ en ca’ de sus padres. O incluso más complicado de entender; Pa’ que vas pa’llá si ta’ to’ lleno de maderos…
En fin, sé que es duro, pero también sé que podéis conseguirlo. Sé que, con práctica, con exposición a la lengua y con buena guía de un nativo, llegareis a entender lo que de verdad se habla en las calles. Y si necesitáis ayuda, ya sabéis, no dudéis en reservar vuestra clase.
Una respuesta a «Madrid, Madriz, Madrí…»
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